Cristales rotos. Palabras
sembradas que intentan acoplarse a un rompecabezas absurdo, donde el pasado es
el presente y el presente es solo una palabra. El bar y su música. Una música que evoca corazones rotos,
momentos marchitos. Lamento de una tarde
que desfallece.
Melancolía: simple
recuerdo de un soñador trasnochado, tal vez un poeta, que pasó junto a mí, sin
verme. Ahora, cuando sus huellas ya se diluyeron en el aire, solo me quedan el bar y una llave con la que intentaré reparar un rompecabezas
hecho de palabras interminables.