Ayuda inesperada –
Ante el vacío de la página en blanco, el escritor se dijo
"Más vale mouse en mano, que cien ideas sueltas volando".
Confusión
Cuando llegó al centro del laberinto, el Minotauro ya no estaba allí. Recién entonces, Monterroso comprendió que se había equivocado de cuento.
Ráfagas
Pensaba tan rápido, que las palabras corrían por la mesa y por las paredes, para ocultarse en los rincones, antes de que pudiera escribirlas.
Testigo
Desorden, destrozos y un oscuro abandono. El único testigo es un espejo roto, que repite en sus fragmentos, imágenes truncas de un cuerpo ensangrentado.
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