—Ahora por fin
podré trabajar tranquilo — Gruñó, mientras le hundía su pañuelo de seda en la boca: así,
callada, era hermosa.
Satisfecho,
le dedicó su mejor sonrisa: —No te preocupes—, le dijo—. Mi bisturí
dibujará flores en tu pecho y afinará tu vientre. En cuanto a tus piernas,
podemos cortarlas. ¡Ah!, por cierto, mi nombre es Jack.
Intenso, en su justa medida. Preciso.
ResponderBorrarComo el corte certero del bisturí.
Gracias.
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