Cuando el temporal sacude las
ramas y agita las hojas de los árboles, busco refugio en mundos escondidos en
los poemas. Mientras el agua golpea los vidrios de las ventanas, abro un libro,
me visto con sus cálidas palabras y me abrigo de la tormenta. Después, sólo
quiero correr y dejar que la lluvia moje mi rostro, mi pelo, mi ropa. Entonces,
cierro el libro y dejo de leer tus versos.
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