Estaba en el colectivo. Amanecía y el puerto estaba cerca, como un cementerio. Me encontraba profundamente deprimido. En el asiento junto al mío, había un sitar. Parada en el centro del pasillo había un hada de hielo. Usted dirá que estaba soñando. Pero a los sueños, aunque parezca mentira, yo los sé diferenciar de la realidad. Mi corazón comenzó a correr. Mi mano buscó a la sitar y la acaricié, como se acaricia a una vieja amiga. Mis dedos recorrieron sus cuerdas y la música fluyó. “Veo una puerta roja y quiero pintarla de negro. No más colores, quiero que todo se vuelva negro…” La canción, mi tristeza, mi vieja depresión y el hada mutando delante de mis ojos. Ahora es una criatura de la noche que avanza hacia mí, mientras me contempla con sus ojos muy negros. Sus labios rojos se abren y el último sonido que escucho es el de mi propia voz clamando en la oscuridad.
Sobre el otro autor:
http://biosdelosblogsh.blogspot.com/search/label/Esteban%20Moscarda
Muy interesante. Me llamó la atención, sin embargo, el uso de 'sitar' y no 'cítara'... ¿Habra alguna razón en particular?
ResponderBorrarHola Rubén: tanto el sitar como la cítara son instrumentos de cuerda pulsada, pero el formato es diferente. El sitar es un instrumento versátil con sonido delicado y brillante, apropiado para expresar el lento desarrollo de los ragas así como para servir a la interpretación virtuosa y la idea de introducirlo en este texto fue de Esteban y a mí me pareció bien.
ResponderBorrarY se lo tragó nomas!
ResponderBorrarEstimado Hugo, la canción a la que alude el cuento es “Paint it black” de los Rolling Stone, y uno de los instrumentos que se usaron para tocarla fue una sitar. Eso, por lo menos, es lo que informa la Wikipedia. Por supuesto, sigue faltando la palabra final de Esteban. Gracias por la lectura.
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